Los discursos parlamentarios de Práxedes Mateo-Sagasta

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100419
Legislatura: 1901
Sesión: 20 de Julio de 1901
Cámara: Senado
Discurso / Réplica: Réplica
Número y páginas del Diario de Sesiones: 34, 487-488
Tema: Mortalidad de niños en Madrid. Aprobación de la ley de Sanidad. Seguridad de los andamios y regularización de la marcha de los automóviles

El Sr. PRESIDENTE: El Sr. Presidente del Consejo de Ministros tiene la palabra.

El Sr. Presidente del CONSEJO DE MINISTROS (Sagasta): Para decir al Sr. Calvo Martín que no estamos tan exhaustos de legislación sanitaria, puesto que tenemos una ley del año 54, que se hizo con los consejos de S. S., y era una buena ley y lo ha sido hasta hace poco tiempo: lo único que hay es que no se han hecho debidamente los reglamentos para aplicarla, pero si se hubieran hecho dentro de la ley, créame S. S. que las deficiencias que encuentra no existirían. No digo que la ley que se hizo el año 54 sirva para las necesidades actuales, porque ya tiene más de medio siglo, sino que hay una ley que, bien cumplida, y sobre todo, con los reglamentos a propósito, bastaría para la mayor parte de las necesidades presentes. Gracias a los consejos que S. S. dio fue tan buena aquella ley, que la tomaron como modelo muchas Naciones de Europa, más adelantadas que la nuestra. Se lo recuerdo a S. S. para su propia satisfacción, porque contribuyó a que se elaborase. Hoy, como ha pasado más de medio siglo, claro está que ha de tener algunas deficiencias; pero creo que hubiera sido mejor, porque lo hubiéramos conseguido fácilmente, no haber hecho más que llenar las deficiencias que existían en la ley del año 54 y corregir los defectos que la experiencia hubiera acreditado, y tendríamos una ley buena, mientras que por querer hacer una ley nueva, no tenemos más [487] que ésa. Pero, en fin, como quiero dar gusto a S. S., primero porque debo atender las indicaciones de S. S., como estoy en el deber de atender las indicaciones de todos los Sres. Senadores, y además por la estimación que le tengo, me hago cargo, desde ahora, de sus observaciones, y en lo que de mi influencia dependa y en lo que esté en mi mano, he de hacer que se atiendan para gloria de S. S. y para que el país, que tanto tiene que agradecerle, tenga ese motivo más de gratitud hacia S. S.



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